Hepatitis B
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La Hepatitis B es una enfermedad infecciosa causada por el virus de la hepatitis B (VHB), que afecta principalmente al hígado. Puede presentarse de forma aguda o crónica, y en este último caso aumenta el riesgo de cirrosis o cáncer hepático[1]. Se estima que en 2022 unas 254 millones de personas vivían con hepatitis B crónica en el mundo, con cerca de 1,1 millones de muertes anuales relacionadas con esta enfermedad[2].
El virus se transmite por contacto con sangre u otros fluidos corporales infectados. La vacunación es el método más eficaz para prevenirla, ofreciendo una protección de hasta un 100 %[3].
Sumario
Historia
El primer brote documentado de lo que hoy se conoce como hepatitis B fue registrado en 1885 por el médico alemán Lurman. El evento se produjo tras una campaña de vacunación contra la viruela realizada en 1883, en la que se utilizó linfa procedente de otros individuos. De las 1289 personas vacunadas en un astillero, 191 desarrollaron ictericia semanas o incluso meses después, lo que llevó a diagnosticar los casos como hepatitis de origen sérico. Este estudio es considerado uno de los primeros análisis epidemiológicos, ya que Lurman concluyó que la fuente del brote fue la linfa contaminada[4].
En las décadas siguientes, se reportaron situaciones similares, especialmente tras la introducción de las agujas hipodérmicas reutilizables, utilizadas por ejemplo para administrar salvarsán en pacientes con sífilis desde 1909.
El virus de la hepatitis B fue finalmente identificado en 1963 por el doctor Baruch Blumberg, quien, durante investigaciones sobre enfermedades en poblaciones humanas, detectó una reacción inusual entre el suero de un paciente politransfundido y el de un aborigen australiano. A este hallazgo lo denominó inicialmente antígeno Australia, y más tarde se reconoció como el antígeno de superficie del virus de la hepatitis B (HBsAg)[5].
En 1967 se confirmó la relación entre este antígeno y la enfermedad hepática. Poco después, en 1970, se logró observar por primera vez la partícula viral bajo microscopio electrónico. Durante la década de 1980 se completó la secuenciación del genoma del virus y comenzaron los ensayos de las primeras vacunas. Por su descubrimiento, Blumberg fue galardonado con el Premio Nobel de Medicina en 1976[6].
Hepatitis
La hepatitis B es una infección viral que afecta al hígado y que puede cursar de forma asintomática en sus primeras etapas, motivo por el cual se le conoce comúnmente como una "enfermedad silenciosa". En muchos casos, solo se detecta mediante análisis de sangre realizados durante chequeos médicos de rutina.
Aunque el virus está presente en diversos fluidos corporales, su transmisión se produce principalmente a través de la sangre, el líquido seminal, las secreciones vaginales y, en menor grado, la saliva. Las formas más comunes de contagio incluyen las relaciones sexuales sin protección, la transmisión vertical de madre a hijo durante el embarazo, el parto o la lactancia, así como mediante transfusiones de sangre contaminada o el uso de instrumentos médicos no esterilizados.
El período de incubación del virus varía entre 50 y 180 días. Posteriormente, pueden aparecer síntomas como fiebre moderada, malestar general similar al de una gripe, e ictericia de intensidad variable. En la mayoría de los casos agudos, estos síntomas desaparecen sin dejar secuelas en un plazo de hasta seis meses.
Si no se recibe atención médica oportuna, la infección puede evolucionar hacia una forma crónica, lo que incrementa el riesgo de desarrollar complicaciones graves como cirrosis hepática, hepatitis activa crónica o necrosis hepática aguda. Además, la hepatitis B crónica es un factor de riesgo significativo para el cáncer de hígado.
El tratamiento temprano por parte de un especialista puede contribuir a una mejor evolución clínica. Aunque no existe una cura definitiva, ciertos medicamentos antivirales, como el adefovir, han demostrado ser eficaces en el control de la hepatitis B crónica y en la prevención de sus complicaciones.
Síntomas
La infección por el virus de la hepatitis B puede presentarse de manera variable, desde formas completamente asintomáticas hasta cuadros clínicos graves o fulminantes. En los casos sintomáticos, las manifestaciones más comunes incluyen fatiga, pérdida del apetito, náuseas, vómitos, fiebre leve, dolor abdominal y coloración amarillenta de la piel y las mucosas (ictericia).
La intensidad y duración de los síntomas dependen de factores como la edad del paciente, su estado inmunológico y si la infección es aguda o crónica. En muchas personas, especialmente en niños pequeños, la infección puede no presentar signos clínicos evidentes.
Vías de transmisión y contagio
La hepatitis C se transmite principalmente por vía sanguínea. La infección puede ocurrir a través del contacto con sangre contaminada, ya sea por el uso compartido de agujas, instrumental quirúrgico, cuchillas de afeitar o cepillos de dientes.
En Cuba, la transmisión por transfusiones sanguíneas es prácticamente inexistente debido a que todas las donaciones son rigurosamente analizadas en los bancos de sangre, y aquellas positivas para los virus de hepatitis C, hepatitis B o VIH son excluidas.
Otras hepatitis virales, como la A y la E, se transmiten por vía fecal-oral, ya sea por contacto directo entre personas o mediante agua y alimentos contaminados. En cambio, la hepatitis B, además de la transmisión sanguínea, puede contagiarse por vía sexual y perinatal (antes, durante o después del parto).
Clasificación
La hepatitis A es una enfermedad benigna que no evoluciona a una forma crónica, al igual que la hepatitis E. Entre las hepatitis mejor caracterizadas, la B, la C y la D (también llamada agente Delta) pueden convertirse en infecciones crónicas.
En cuanto a los virus de más reciente descubrimiento, como el TTV y el SEN-V, se ha observado una posible asociación con formas crónicas, aunque todavía se encuentran en estudio e investigación.
Tratamiento
El tratamiento de la hepatitis B varía según si la infección es aguda o crónica:
Hepatitis B aguda
En la mayoría de los casos, la hepatitis B aguda no requiere tratamiento específico. El manejo se centra en aliviar los síntomas y apoyar al paciente mientras el sistema inmunológico combate la infección. Las recomendaciones incluyen:
- Reposo relativo según el estado general del paciente.
- Mantener una dieta equilibrada y adecuada a las necesidades del paciente, evitando el alcohol y los alimentos que puedan sobrecargar al hígado.
- Hidratación adecuada, especialmente si hay náuseas o vómitos.
Es importante evitar el uso de medicamentos hepatotóxicos sin supervisión médica y realizar un seguimiento clínico regular para detectar posibles complicaciones.
Hepatitis B crónica
El tratamiento de la hepatitis B crónica tiene como objetivo reducir la replicación viral, disminuir la inflamación hepática y prevenir la progresión hacia cirrosis o cáncer hepático. Las opciones terapéuticas incluyen:
- Medicamentos antivirales: Fármacos como el adefovir, entecavir, tenofovir y lamivudina se utilizan para controlar la replicación del virus. La elección del antiviral depende de factores como la resistencia a tratamientos previos y la función renal del paciente.
- Seguimiento médico regular: Es esencial monitorear la respuesta al tratamiento mediante análisis de sangre y, en algunos casos, biopsia hepática, para ajustar la terapia según sea necesario.
- Modificaciones en el estilo de vida: Se recomienda evitar el consumo de alcohol, mantener una dieta saludable y equilibrada, y realizar ejercicio físico moderado para apoyar la función hepática.
El tratamiento debe ser individualizado y supervisado por un especialista en enfermedades hepáticas, quien determinará la necesidad de iniciar la terapia antiviral y la duración del tratamiento según las características del paciente.
Es fundamental que los pacientes con hepatitis B crónica sigan las indicaciones médicas y asistan a las consultas de seguimiento para optimizar el manejo de la enfermedad.
Prevención mediante vacunas
La vacuna contra el virus de la hepatitis B también confiere protección contra la hepatitis D, ya que este virus requiere la presencia del virus B para su replicación. En Cuba, toda la población menor de 20 años está protegida contra la hepatitis B y D mediante una vacuna desarrollada localmente mediante técnicas de ingeniería genética.
Respecto a la hepatitis C, considerada por la revista médica británica The Lancet como uno de los problemas de salud pública más graves a nivel mundial, actualmente no existe una vacuna disponible. Esto se debe a la alta variabilidad genética del virus C, que presenta frecuentes mutaciones que dificultan el desarrollo de una inmunización eficaz a corto plazo.
Incidencia en Cuba del virus de la hepatitis C
La hepatitis C infecta aproximadamente al 1 % de la población en la mayoría de los países desarrollados. Según la prevalencia, los países se clasifican en de baja (0-0,5 %), intermedia (0,5-1 %) y alta (más del 1 %).
Egipto presenta una de las tasas de infección más elevadas, con cerca del 15 % de su población afectada. Estudios realizados en Cuba indican que el país se encuentra dentro del grupo de prevalencia intermedia.
Síntomas
En la mayoría de los casos, la hepatitis C cursa de forma asintomática. Su principal riesgo radica en que aproximadamente el 80 % de las personas infectadas desarrollan una infección crónica. En comparación, la hepatitis B presenta una evolución hacia la cronicidad en alrededor del 10 % de los casos.
Referencias
- ↑ Organización Mundial de la Salud (OMS). Hepatitis B. Hoja informativa. Disponible en: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/hepatitis-b
- ↑ Organización Mundial de la Salud (OMS). Hepatitis B. Hoja informativa. Actualizado en 2024.
- ↑ OMS. Nuevas recomendaciones para prevenir la transmisión maternoinfantil del VHB. Disponible en: https://www.who.int/es/news-room/questions-and-answers/item/q-a-new-who-recommendations-for-prevention-of-mother-to-child-transmission-of-hepatitis-b-virus
- ↑ Ganem, D., & Prince, A. M. (2004). Hepatitis B virus infection — natural history and clinical consequences. New England Journal of Medicine, 350(11), 1118–1129.
- ↑ Blumberg, B. S. (1977). Australia antigen and the biology of hepatitis B. Science, 197(4307), 17-25.
- ↑ NobelPrize.org. (s. f.). The Nobel Prize in Physiology or Medicine 1976. Disponible en: https://www.nobelprize.org/prizes/medicine/1976/blumberg/facts/
Fuentes
- http://www.granma.cubaweb.cu/salud/consultas/t/c16.html
- http://consultas.cuba.cu/consultas.php?id_cat=3&letr=h&id_cons=39&pagina=2
- http://www.ecosdemantua.cu/contenido.php?Fecha=10/05/2007&ID=589&l=s
- Hepatitis B en la Organización Mundial de la Salud (OMS)
- Hepatitis B en Archivo Médico Camagüey (AMC)
- Información sobre Adefovir en EcuRed